Documentació Metròpoli Oberta
Papers i lectures de referència.
- Missatges institucionals
- Paper 1. Identitat i coneixement metropolità
- Paper 2. Coordinació de la promoció internacional multinivell.
- Paper 3. Diplomàcia metropolitana, científica i cultural.
- Paper 4. Corredor mediterrani
- Paper 5. Capitalitat i connectivitat mediterrània
- Paper 6. Nova diplomàcia urbana i àmbits de posicionament de la metròpoli.
- Paper 7. Recirculació de talents amb territoris d'influència
- Paper 8. Acolliment de població nouvinguda
- Paper 9. Relacions entre l’RMB i les comarques gironines
Paper 3. Diplomàcia metropolitana, científica i cultural.
Els reptes de Barcelona demà
Autoría: Hannah Abdullah, investigadora senior del Programa Ciudades Globales, CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs) y Agustí Fernández de Losada, investigador senior y director del Programa Ciudades Globales, CIDOB (Barcelona Centre for International Affairs)
Fecha: 13/10/2021
Resumen: El Briefing aborda tres preguntas clave para el posicionamiento y la proyección internacional de la Gran Barcelona: (1) cómo la región metropolitana puede beneficiarse de la visibilidad internacional de la ciudad de Barcelona; (2) cómo se puede ampliar la diplomacia científica, tecnológica y de innovación de la ciudad promovida por el Barcelona Science Technology and Diplomacy Hub (SciTech DiploHub), a la región metropolitana; y (3) cómo se puede trabajar en una estrategia de diplomacia cultural para la Gran Barcelona que aproveche la experiencia del SciTech DiploHub?
La reflexión explora el posible posicionamiento de Barcelona como un hub en ámbitos de alto valor añadido, como puede ser el digital que se proyecta a escala global por su apuesta por el humanismo tecnológico, y recomienda la formulación de una estrategia de internacionalización de medio y largo plazo que trascienda el municipio y que genere un consenso entre todos los actores, públicos y privados, de la metrópoli. La expansión del modelo SciTech DiploHub a la Gran Barcelona se plantea como un primer paso en esta dirección. Por un lado, dicha expansión fortalecería el posicionamiento de Barcelona como un centro global de CTI y pionero en la diplomacia científica y tecnológica liderada por las ciudades. Por el otro, permitiría la inclusión de una amplia gama de nuevos y relevantes actores en la internacionalización de la ciudad: industrias intensivas en conocimiento e innovación de la Gran Barcelona y ayuntamientos metropolitanos. La última parte del Briefing explora la posibilidad de crear un hub metropolitano de diplomacia cultural y apuesta por la alineación de una futura estrategia de diplomacia cultural con la agenda urbana de Barcelona y las agendas europeas y globales de sostenibilidad.
1. ¿Cómo aprovechar la visibilidad de Barcelona como abanderada de los compromisos internacionales de las grandes ciudades con el objetivo de que los beneficios de dichos compromisos repercutan territorialmente en el resto de la región?
Más allá de ser sede de algunas de las principales redes de ciudades que operan a nivel internacional —Ciudades y Gobiernos Locales Unidos (CGLU), Metropolis, Ciudades Educadoras, etc.— Barcelona lidera, junto con otras ciudades, alguno de los debates más relevantes que se dan, desde el municipalismo, en torno a determinados temas de relevancia global. El acceso a la vivienda (Cities for Housing), la acogida de refugiados y migrantes (Barcelona Ciudad Refugio), la movilidad sostenible (EIT Urban Mobility), la alimentación sostenible (Capital Mundial de la Alimentación Sostenible) o la digitalización basada en derechos (Cities Coalition for Digital Rights) son buenos ejemplos de ello.
Por otro lado, la ciudad ha dado muestra de una fuerte capacidad de innovar en ámbitos ligados a todos estos debates. La Zona de Bajas Emisiones, las superilles, el distrito tecnológico 22@ o la estrategia de inteligencia artificial que está impulsando en la actualidad, dan muestra de la capacidad que tiene Barcelona de proyectar a nivel internacional sus proyectos más innovadores y disruptivos.
Sin embargo, es necesario revisar en qué medida dicho posicionamiento, la visibilidad internacional de la que disfruta, se traduce en una mejora del bienestar y de las condiciones de vida de la ciudadanía de Barcelona y de su región metropolitana. En qué medida permite avanzar en la construcción de una metrópoli más justa, sostenible y resiliente que pueda abordar los inmensos desafíos que tiene por delante con políticas públicas más eficientes, inclusivas y articuladas.
Disfrutar de un posicionamiento internacional relevante en el ámbito de las soluciones urbanas sitúa a la metrópoli en un escenario de oportunidad. Por un lado, potencia su capacidad de atraer inversiones, sedes, proyectos y talento que refuercen los ecosistemas ya existentes. Por el otro, la conecta con las comunidades de conocimiento e innovación imprescindibles para impulsar las respuestas que hoy necesitan las ciudades.
Mirada metropolitana y colaboración para posicionar Barcelona como hub de innovación en ámbitos de alto valor añadido
La apuesta de la ciudad por el humanismo tecnológico y por posicionarse como un referente de la digitalización basada en derechos nos da un buen ejemplo de ello. Barcelona lidera la agenda política y los debates en este ámbito junto con otras ciudades de referencia como Ámsterdam o Nueva York con las que opera en el marco de la Cities Coalition for Digital Rights. Todo ello le sirve para capitalizar buenas prácticas, como la estrategia para el impulso ético de la inteligencia artificial (es la primera ciudad que dispone de una estrategia de dichas características), y para visibilizarse como valor emergente que aspira a ser un hub en un sector con un potencial de muy largo recorrido.
Pero ¿qué se necesita para desplegar todo dicho potencial? ¿Es posible posicionar Barcelona como un hub digital que se proyecta a escala global por su apuesta por los derechos y la ética? ¿Puede servir dicha proyección para captar proyectos, sedes de empresas y talento? ¿Qué hay que hacer para que eso sea viable? La respuesta a todas estas preguntas sirve, igualmente, para entender cómo Barcelona debe proyectarse internacionalmente en otros ámbitos en los que sobresale —investigación biomédica, TIC, diseño y creatividad, movilidad sostenible, deporte, etc.—.
En primer lugar, es necesario articular una mirada territorial más amplia, que trascienda los límites del municipio, de escala metropolitana, pensar en la Gran Barcelona. Una mirada que permita desplegar el potencial de todos los activos disponibles en una región urbana de 5 millones de personas y, a la vez, maximizar los beneficios desplegándolos de forma equilibrada en el conjunto de los municipios metropolitanos.
La mirada metropolitana requiere de un esfuerzo de colaboración reforzada entre los diferentes niveles de gobierno que operan en el territorio. Una colaboración que ya se da para determinados proyectos estratégicos —pensemos en iniciativas como la Mobile World Capital— pero que habría que reforzar mediante la definición de espacios permanentes que permitan compartir estrategias, prioridades, recursos y liderazgos para la proyección internacional. Espacios en los que deberían participar la Administración General de Estado, la Generalitat de Catalunya, el Área Metropolitana de Barcelona, el Ayuntamiento de Barcelona y los de los otros municipios del territorio.
Esa misma lógica de colaboración se debería extender a los actores que operan en el territorio. Convertir Barcelona en un hub digital, de la industria biomédica, de la movilidad o del diseño requiere de la participación articulada de profesionales, empresas, centros de investigación, universidades y organizaciones de la sociedad civil. Generar espacios que permitan articular una colaboración público-privada efectiva y eficiente es clave; una colaboración que facilite la movilización de recursos y conocimiento y el reparto de responsabilidades entre todos los actores implicados.
Una estrategia de proyección internacional para la Gran Barcelona de medio y largo plazo
Pero desplegar todo el potencial que tiene la Gran Barcelona para jugar en las grandes ligas en ámbitos como los mencionados más arriba requiere, también, de una estrategia de medio y largo plazo, herramientas para desplegarla y liderazgo político y social para hacerla efectiva. Una estrategia que trascienda el municipio y que genere un consenso entre todos los actores, públicos y privados, de la metrópoli.
A pesar de que se trata de un must, definir hoy una estrategia de proyección internacional para la Gran Barcelona no es tarea fácil. De entrada, sería necesario articular las estrategias de internacionalización de los diferentes gobiernos locales que operan en el territorio, desde el Área Metropolitana de Barcelona, al Ayuntamiento de Barcelona pasando por los muchos ayuntamientos metropolitanos que se han dotado de planes de internacionalización (Castelldefels, Gavà, Esplugues de Llobregat, L’Hospitalet, Sant Boi de Llobregat, Sant Cugat del Vallès, Sant Feliu de Llobregat o Viladecans). A la vez, habría que ver de qué manera las prioridades fijadas a nivel local dialogan con las definidas por la Generalitat, el Estado y, también, por operadores de infraestructuras críticas como el Puerto, el Aeropuerto o la Zona Franca, y la amplísima red de operadores que conforman el ecosistema socioeconómico de la Gran Barcelona.
Confluir en la estrategia también permitiría articular las múltiples formas de diplomacia, pública y privada, que se impulsan desde Barcelona. Sacar mayor provecho y coordinar los esfuerzos realizados en el marco de la diplomacia de las ciudades que operan los gobiernos locales, en especial el Ayuntamiento de Barcelona y el AMB; de la diplomacia científica y tecnológica, capitaneados por el SciTech DiploHub; o de la diplomacia cultural y, porqué no, de la diplomacia corporativa o empresarial. Poner todas estas herramientas al servicio de una estrategia común y compartida potenciaría la proyección exterior de la Gran Barcelona y contribuiría a distribuir de forma más equilibrada los beneficios en el territorio.
Avanzar en esta lógica requiere, sin embargo, visión y liderazgo. El que han tenido otras ciudades como Londres, Manchester, Oslo o Medellín, que han impulsado instancias metropolitanas que operan la proyección internacional, con un foco que va más allá de la captación de inversiones y eventos y se centra en la innovación, el conocimiento y el talento. Y lo han hecho incorporando la voz, los saberes, la agenda y los recursos de los diferentes operadores, públicos y privados, articulando sus aspiraciones e intereses, potenciando sus capacidades y multiplicando de forma equilibrada los beneficios.
2. ¿Cómo se puede potenciar el modelo de diplomacia científica, tecnológica y de la innovación en la Gran Barcelona y promover el modelo SciTech DiploHub en el ámbito metropolitano?
En 2018, el ecosistema de conocimiento e innovación de Barcelona se unió para lanzar una estrategia comprensiva de diplomacia científica a nivel de ciudad y crear el Barcelona Science and Technology Diplomacy Hub (SciTech DiploHub), una asociación público-privada sin fines de lucro respaldada por el ayuntamiento, los principales centros de investigación y universidades de la ciudad, empresas tecnológicas y start-ups, parques tecnológicos y fundaciones privadas.
Ciudades como Barcelona han llegado a valorar la diplomacia científica y tecnológica no solo por sus funciones más establecidas de promoción internacional, marca de lugar y atracción de talento e inversión, sino también porque la reconocen cada vez más como una herramienta para impulsar la sostenibilidad urbana y la resiliencia a través de la cooperación científica que pueda informar políticas locales.
Los beneficios de la articulación multiactor ligada a la diplomacia científica y tecnológica liderada por las ciudades
Al igual que otras iniciativas de diplomacia científica impulsadas por ciudades, el Sci-Tech DiploHub reúne a una amplia gama de actores del territorio. El carácter multisectorial de la diplomacia científica dirigida por las ciudades es una de las características que la distingue de los programas nacionales de diplomacia científica, que suelen estar a cargo de organismos gubernamentales o ministerios especializados. Al no contar con la jurisdicción y los recursos para replicar estos programas nacionales a nivel local, las autoridades de la ciudad tienden a adoptar un enfoque ecosistémico colaborativo, asociándose con actores e instituciones locales de la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) para fomentar conjuntamente la cooperación científica transnacional y promover la ciudad como un centro mundial de CTI.
Aunque nació por necesidad, este abordaje multiactor tiene varias ventajas. En primer lugar, constituye una oportunidad para trabajar en el contexto de la cuádruple hélice que reúne al gobierno, las instituciones de investigación y conocimiento, las empresas y la industria y la sociedad civil. En segundo lugar, fomenta la creación y consolidación de alianzas y redes intersectoriales de manera que ayuden a las instituciones y actores participantes a definir objetivos compartidos en sus estrategias de internacionalización y a ampliar su alcance. En tercer lugar, es un modelo de baja institucionalización y flexible que puede adaptarse a los intereses y necesidades de los actores del territorio.
La expansión del modelo SciTech Diplo Hub a la Gran Barcelona
Sin embargo, los actores involucrados en la diplomacia científica y tecnológica de Barcelona se encuentran mayoritariamente ubicados dentro de los límites municipales de la capital. La expansión del modelo SciTech DiploHub a la región metropolitana podría traer muchas ventajas y fortalecer el posicionamiento de Barcelona como un centro global de CTI y pionero en la diplomacia científica y tecnológica liderada por ciudades. En particular, permitiría la inclusión de una amplia gama de actores nuevos y relevantes: sobre todo industrias intensivas en conocimiento e innovación y ayuntamientos metropolitanos.
La región metropolitana de Barcelona alberga varias industrias intensivas en conocimiento e innovación – especialmente en los sectores farmacéutico y de la salud, la alimentación y la nutrición, las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y la construcción – que tienen un gran potencial para contribuir y beneficiarse de la estrategia de diplomacia científica y tecnológica de la ciudad. Otro sector ubicado en la región metropolitana que en general no se asocia con las CTI, pero que se está volviendo cada vez más relevante para una diplomacia científica y tecnológica orientada a la sostenibilidad urbana, es la gestión de residuos y el reciclaje. El conocimiento y los datos producidos en la gestión de residuos y el reciclaje son indispensables para la transición a una economía urbana más sostenible y circular.
Involucrar a los ayuntamientos de la Gran Barcelona en la diplomacia científica y tecnológica de la ciudad podría ayudar a abordar la brecha entre el ecosistema CTI del centro de Barcelona y su conectividad internacional, y el territorio metropolitano. Por un lado, la participación de los ayuntamientos de la Gran Barcelona podría generar conocimiento y apoyar el desarrollo de capacidades de su personal sobre las oportunidades y los beneficios de la cooperación internacional dirigida a la CTI. Por otro lado, podría ser una oportunidad para identificar las contribuciones de los municipios en términos de proyectos, industrias e infraestructura relevantes y cómo estos se pueden apoyar y desarrollar a largo plazo.
Respecto a este último punto, los municipios de la región metropolitana pueden ser un territorio ideal para vincular la diplomacia científica y tecnológica con la experimentación urbana. En los últimos años, las ciudades y las áreas urbanas se han convertido en lugares de lo que Harriet Bulkeley y Vanesa Castán Broto han denominado “gobernar mediante la experimentación”: procesos dirigidos a testar nuevas soluciones sociotécnicas y de gobernanza en urban living labs y escalarlas en la medida en que son exitosos. Esta nueva forma de gobernanza urbana que prospera en la colaboración intersectorial se ha convertido en un elemento central de las estrategias urbanas para abordar los desafíos de sostenibilidad y resiliencia. Los municipios de la región metropolitana de Barcelona que engloban gran parte de la infraestructura de transporte de la ciudad, corredores verdes protegidos (como La Ronda Verde) y terrenos agrícolas (como el Parque Agrario del Baix Llobregat), ya están participando en experimentos urbanos para la movilidad baja en carbono, soluciones basadas en la naturaleza (nature-based solutions) y sistemas alimentarios sostenibles. Vincular estos experimentos urbanos con la diplomacia de ciencia y tecnología de Barcelona puede fortalecer la interfaz ciencia-política en los municipios, conectar sus proyectos innovadores con la experimentación urbana internacional, y fomentar el intercambio de conocimientos. Además, puede ayudar a los municipios de la región ganar reputación internacional y a atraer fondos e inversiones nacionales e internacionales.
Establecer principios rectores para una diplomacia científica y tecnológica de la Gran Barcelona
Para expandir con éxito la diplomacia científica y tecnológica de Barcelona a la región metropolitana, es necesario establecer unos principios rectores. Es importante que estos principios se definan en un proceso participativo para asegurar el desarrollo de una estrategia sostenible que sea apoyada y aceptada por todos los actores del territorio. En particular, el ecosistema de CTI de la región metropolitana debe evaluar sus capacidades y conocimientos colectivos e identificar un sector (o varios sectores) en que destacar y ser competitivo a nivel internacional. A partir de esta evaluación, se puede empezar a definir el perfil de la estrategia de diplomacia de CTI, priorizar acciones y buscar apoyo regional, nacional y / o europeo.
Para determinar el perfil de la estrategia de diplomacia de CTI, es aconsejable comenzar centrándose en un sector en el que la región metropolitana ya tiene reputación y trayectoria internacional. La estrategia de diplomacia científica de Helsinki, que se centra en el sector de la tecnología de la salud, es un ejemplo útil a este respecto. Helsinki regularmente lidera los rankings de ciudades globales en la categoría de mejores lugares para empresas de tecnología e innovación y start-ups, un logro relacionado con el sistema educativo de Finlandia que produce muchos estudiantes educados en Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM por sus siglas en inglés). Sobre la base de estas fortalezas, varias instituciones y municipios en el área metropolitana de Helsinki lanzaron el proyecto Health Capital Helsinki (HCH) con el objetivo de convertir la región metropolitana en un hub global de tecnología de la salud prominente. El HCH impulsa la conexión entre los sectores locales de salud y tecnología, apoya el crecimiento de empresas emergentes de ciencias de la vida y la salud impulsadas por la innovación, y ayuda a inversores internacionales a orientarse en el ecosistema de tecnología de la salud de la ciudad.
3. ¿Cómo se puede trabajar una estrategia de diplomacia cultural que permita generar sinergias en la presencia global de los agentes culturales de la región, ganar masa crítica i competir mejor en el contexto internacional cubriendo la imagen de la Ciudad? ¿De qué manera se pueden aprovechar experiencias existentes del hub de diplomacia científica i replicarlas en un hub de diplomacia cultural?
Barcelona es uno de los centros culturales y creativos de Europa. Está bien conectado internacionalmente y mantiene relaciones e intercambios culturales con ciudades de todo el mundo, pero sobre todo de Europa, el sur del Mediterráneo y América Latina. La participación sistemática y estratégica de la ciudad en la diplomacia cultural se remonta a la década de 1980 y ha sido ampliada por importantes eventos como los Juegos Olímpicos (1992) y el Foro Universal de las Culturas (2004). En 1996, el Ayuntamiento creó el Instituto de Cultura (ICUB) con el objetivo de dinamizar e internacionalizar el sector cultural de la ciudad mediante la promoción de la producción y los eventos culturales en el territorio y la participación en redes culturales internacionales.
El ICUB ha intentado dar respuesta a la complejidad de la realidad territorial de Barcelona, tanto en lo que se refiere a los barrios y distritos de la ciudad como en su dimensión metropolitana. Por ejemplo, festivales como Dansa Quinzena Metropolitana, que incluye diez municipios del Área Metropolitana (Barcelona, Cornellà, El Prat, Esplugues, L'Hospitalet, Sant Cugat, Santa Coloma, Terrassa y Viladecans), pretende conectar el tejido creativo de la ciudad con el de la región metropolitana.
Sin embargo, la dimensión metropolitana del tejido cultural de Barcelona debe ser considerada de una manera que vaya más allá de la coordinación de programas y avanzar hacia la formulación de estrategias conjuntas. Un primer paso en esta dirección es el nuevo plan estratégico de Barcelona para los Derechos Culturales, que incluye la dimensión metropolitana como uno de los principios fundamentales que impregnan todo el plan y que forman parte del grueso de líneas, programas y acciones. Debería adoptarse un enfoque transversal similar para integrar mejor a los actores culturales metropolitanos en las redes culturales internacionales y la diplomacia cultural de la ciudad. Con este fin, se podría crear un hub de diplomacia cultural que represente tanto la ciudad como la región metropolitana.
¿Qué podemos aprender de SciTech DiploHub para la creación de un hub de diplomacia cultural?
El establecimiento de un hub de diplomacia cultural puede partir de algunas de las lecciones aprendidas en la puesta en funcionamiento y evolución del SciTech DiploHub. El aprendizaje principal se centra en la importancia de seguir una estrategia multiactor (ver Roig et al., 2021). Por lo tanto, el primer paso hacia la creación de un hub de diplomacia cultural sería identificar e involucrar a los actores clave del ecosistema cultural de la ciudad y la región metropolitana; entre ellos museos, teatros, compañías de danza, la industria editorial, bibliotecas, galerías, empresas de diseño y arquitectura, y el sector del turismo cultural. Siguiendo el modelo de SciTech DiploHub, el segundo paso sería analizar las acciones de proyección internacional de los diferentes actores con el objetivo de generar una mayor coherencia mediante la identificación de temas, intereses y prioridades compartidos. Además, se debería examinar cómo un hub metropolitano de diplomacia cultural interactuaría con otras estrategias regionales y nacionales de diplomacia cultural, para evitar la duplicación y garantizar la máxima coordinación.
¿Quién podría liderar un hub de diplomacia cultural?
Barcelona ya alberga importantes instituciones que encabezan la promoción global de las ciudades como actores de la política cultural internacional y que proporcionan estructuras para el intercambio de conocimientos sobre el desarrollo urbano sostenible impulsado por la cultura, el uso de la cultura para mejorar el patrimonio local, para promover el diálogo intercultural y para mejorar el bienestar de los ciudadanos. Entre otras, estas incluyen la Comisión de Cultura de CGLU, la Fundación Interarts, Tránsit Projectes, y el United Nations University Institute on Globalization, Culture and Mobility (UNU-GCM). Estas instituciones podrían participar activamente en la creación de un hub metropolitano de diplomacia cultural.
Además, en lugar de crear una nueva organización para liderar el hub, sería más rápido y fácil si una (o más) de las instituciones mencionadas articulara los trabajos. Son instituciones que ya cuentan con las estructuras y redes necesarias para identificar y convocar a los actores metropolitanos relevantes, para brindar el apoyo técnico necesario y para impulsar la obtención de los recursos financieros necesarios.
¿Qué acciones debería priorizar un hub metropolitano de diplomacia cultural?
Los sectores culturales líderes de la Gran Barcelona que tienen más visibilidad internacional son las industrias creativas y el diseño (por ejemplo, el Districte Cultural de Hospitalet), la industria editorial, y el turismo cultural (incluidos museos, monumentos arquitectónicos y festivales). Una estrategia de diplomacia cultural metropolitana exitosa debe comenzar por enfocarse en estos sectores y luego utilizar su visibilidad para impulsar la proyección internacional de otras actividades culturales menos conocidas.
Además, es importante que una estrategia de diplomacia cultural esté alineada con la agenda urbana más amplia. Una manera de conseguir este alineamiento sería enfocar la cooperación cultural internacional de manera que reflexione y responda a los desafíos urbanos de la actualidad – desde el cambio climático y la contaminación del aire hasta la escasez de viviendas y otras formas de exclusión e intolerancia – muchos de los cuales se concentran en áreas metropolitanas de rápido crecimiento y socioeconómicamente desfavorecidas. Las instituciones y productores culturales tematizan cada vez más estos desafíos urbanos en su trabajo, tratando de generar conciencia sobre ellos y formular soluciones.
La noción de “cultura como innovación” es relevante en este contexto. En general la cultura tiende a tener dificultades para ganar reconocimiento como un sector innovador que pueda contribuir a la formulación de nuevas soluciones en el campo de la gobernanza urbana y el desarrollo sostenible. Pero hoy en día, muchas innovaciones en el sector cultural están dirigidas a re-imaginar la manera en que vivimos, basándose en conocimientos interdisciplinarios, y la formulación de nuevas soluciones para la transición a una sociedad más sostenible y justa. Actores culturales también tratan de encontrar nuevos usos para la tecnología y alimentarla con contenidos creativos que puedan incitar cambios de comportamiento. Por ejemplo: hay proyectos de redes sociales que popularizan la renovación sostenible entre los jóvenes o que promueven la reutilización creativa de materiales de construcción. El New European Bauhaus (NEB), una iniciativa ligada al European Green Deal, reconoce este potencial de la cultura como motor de innovación para la sostenibilidad. Con el objetivo de incentivar nuevas soluciones a la crisis medioambiental, el NEB intenta crear puentes entre el mundo de la ciencia y la tecnología, por un lado, y el mundo del arte y la cultura, por el otro.
Al apoyar a las actividades y productores culturales que abordan desafíos urbanos, la estrategia de diplomacia cultural de la ciudad podría, por un lado, podría contribuir a la agenda urbana local y la construcción de una Barcelona más sostenible y resiliente, y, por el otro, alinearse con las agendas europeas y globales de sostenibilidad, algo que facilitaría la incidencia internacional y la captación de financiación. La Comisión de Cultura de CGLU que promueve políticas y programas sobre el papel de la cultural en el desarrollo sostenible, podría ser un gran aliado en la formulación de un enfoque de estas características.
Un hub metropolitano de diplomacia cultural que tenga como objetivo contribuir a la agenda de sostenibilidad de Barcelona debe poner un foco particular en hacer de Barcelona un destino turístico más sostenible. Antes de la pandemia del COVID-19, numerosas iniciativas trataban de impulsar el turismo cultural en Barcelona como estrategia para transitar hacia un modelo de turismo más sostenible. Entre otras cosas, planes que tenían como objetivo abordar el turismo masivo en el centro de la ciudad preveían reorientar los flujos turísticos hacia la región metropolitana mediante la descentralización de la oferta e infraestructura cultural de la ciudad. Ámsterdam, que ha sido proactiva en el desarrollo de políticas para redirigir los flujos de turistas a barrios menos visitados (también mediante el uso de nuevas tecnologías) a menudo se cita como una experiencia a tener en cuenta en este contexto.
Con el número de turistas creciendo de nuevo tras el reinicio post Covid, es un momento oportuno para que una estrategia de diplomacia cultural metropolitana desarrolle las ideas y planes existentes para redirigir los flujos turísticos a las áreas circundantes de la ciudad. La transición hacia el turismo urbano sostenible es un problema para muchas ciudades de Europa y de todo el mundo. Al hacer de este tema una de las áreas de enfoque de un nuevo hub metropolitano de diplomacia cultural, el hub podría ganar rápidamente visibilidad internacional y fomentar el intercambio de conocimientos con otras ciudades.
Nota. Les opinions expressades per les persones autores són a títol personal i no necessàriament representen la visió del PEMB.